domingo, 8 de abril de 2012

Infancia

Me pican los ojos. Como siempre que nos pegamos horas y horas jugando en la piscina. Y el mismo cansancio. Ese agotamiento de haber estado todo el día en la playa. También tengo ganas de fruta. De una macedonia como las de mi madre, con sus paraguayos, duraznos y todo tipo de frutas veraniegas. Me apetece una partida de parchís. Hacer equipo con mi abuelo, y que me llame "maleta", ver como a mi abuela siempre le sale un "4", menos cuando lo quiere, y que mi hermana nos coma tres fichas con una tirada. Y ver el Tour juntos, los últimos años de Indurain.

Me apetece pasear por San Andrés, y tomarnos un zumo al lado del mamotreto. Y comer quisquillas en Candelaria. Todavía recuerdo el nombre de cada uno de los 9 menceyes. Mi familia entraría en la Basílica, mi padre me llevaría a ver como rompen las olas. Yo no entro en Iglesias. Daremos un paseo por mi querido Monte de las Mercedes y, al bajar, compraremos de esos dulces que tanto nos gustan en mi familia.

Tengo ganas de pasear por Santa Cruz, de los algodones de azúcar, de caminar por la avenida de Anaga, e ir al chino con el padrino de mi madre. Me apetece  visitar otra vez a las viejas de la familia, y que cuenten las mismas historias que cada año, que me digan "qué alta estás" y me pregunten si ya sé hablar alemán. Quiero ver a mis primos, y a los primos de ellos, y ver como nadan hasta la balsa, yo me quedo con mi abuela, que ellos son grandes. Y, cuando salen, comernos una de las meriendas geniales de mi abuela.

También de bajar a El Médano. Y comer pescadito frito en el restaurante de la esquina. Y pasear descalza por las calles comiéndome uno de esos helados de limón de la heladería de al lado del hotel. E ir al cine al aire libre, a comer pipas. Y que pongan las fotos de hace 50 años, ver como a mi madre le brillan los ojos viendo su infancia.

¡Y subir al Teide! Los lagartos comen el tomate de tu mano, pero a mí siempre me han dado un poco de miedo. Volver a escuchar la historia de Guayota, que habita en las entrañas de Las Cañadas del Teide, y que cuente como se formó la isla. Y cuando pasamos por la tarta, mi madre diría que está hecha de nosequé rocas y que es una construcción geológica de nosequé.

Quizá descubriera algún pueblo nuevo, por Fasnia o Güimar. O iríamos al norte, a Teno, o a Garachico. Puede que fuéramos a la pizzería del Puerto de la Cruz, o que acompañásemos a mi abuela a ver al Cristo de Tacoronte. Comeríamos perritos calientes y kebab en Casa Peter, aunque a mí sólo me gustan los perritos, que los kebab pican mucho.

Habré nacido en Gran Canaria, pero soy medio chicha, a mí que mis veranos en Tenerife no me los toque nadie, ni a mi familia. Cuando sea grande, no me iré a estudiar a España, no saben lo que tenemos aquí. Quizá me venga a vivir a Tenerife. Estudiaré biología en La Laguna, como todos. Sí...

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