jueves, 17 de junio de 2010

Fin de curso

Debo reconocer que no soy de hacer balances cuando algo termina, supongo que nunca podemos llegar a ser del todo objetivos. Esta vez, sin embargo, mi profesora de filosofía me ha hecho pensar y reflexionar, por dos cosas que me ha dicho.

La primera es que para ella es un placer tenerme como alumna. No creo que estuviese mintiendo, pareció bastante sincera y creo que me ha llegado bastante. Me comentó que siempre estaba ahí, creo que se refería a mi mente, y que era una de las personas críticas, con una opinión y capaz de argumentar todo lo que creo.

La segunda cosa que me dijo también me llamó la atención, me dijo que escribía distinto a muchas de las otras personas de mi clase. No es solo teórico, si no que también pongo al de mí en todo lo que escribo.

No sé muy bien porque se los digo, ni sé hasta que punto debo de darle vueltas o fue sincera, pero sé que por unos momentos me hizo sentir alguien. No era unas letras más de una lista, sino una persona. Lo que sí que sé, es que en esos momentos solo pude pensar que quizá mis profesores me conozcan mejor que mi propia familia. Qué triste.

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