sábado, 29 de agosto de 2009

Mi tobillo

Este viernes, es decir, anteayer, por fin, tras cinco semanas y cuatro días, me quitaron la escayola de la pierna. Como supongo debo de haber dicho más de mil veces, juegando al tenis me doblé el tobillo y caí hacia detrás. El resultado no podía estar más claro: rotura del tobillo. Eso me fastidiaba 13 de los 21 días que pasaría en Lowestoft, Inglaterra, y también el resto del verano. Nada de playa, quedar con los amigos o celebraciones.

Así que mi verano ha transcurrido más lentamente de lo habitual por culpa de la pierna. En Tenerife, con días en los que llegamos hasta casi los 40 grados, fue horrible no poder bañarme en el mar o ir a la piscina, pero las cosas ocurren, y tenemos que fastidiarnos. Pero bueno, tomándomelo por el lado positivo, al menos tuve un buen artefacto para mi tobillo.

Lo suelo llamar escayola, pero no creo que lo fuese. Como me lo pusieron en Inglaterra no tuve el habitual en España. Era algo así como una red de fibras con algún tipo de material que lo hacía realmente duro. No tuve yeso, era como un bendaje. Parece ser, por lo que descubrí cuando me lo quitaron, que muy moderno y bastante caro. Además pesa muchísimo menos que el normal aquí, y yo, sin enterarme.

Pues como dije al comenzar, me quitaron el artefacto. Pero...¡cómo costó! Aquí no están acostumbrados a que sea así de resistente, por lo que fue muy complicado. Más de media hora estuvimos ahí. Yo, notando el calor abrasador de la rueda en mi piel, ellas (las dos chicas que me lo quitaron) insistiendo en que no corta. Intentaron quitarlo haciendo solo un corte por un lado y haciendo palanca, en este proceso me tocaron e hicieron presión en el tobillo, muy doloroso. Así que luego, y por aportación mía, decidimos hacerle otro corte y llamar a un chico. Siguieron haciendo palanca con la especia de pinzas, esta vez me trabaron la piel. Prefiero no recordar lo que me dolió. Después de tanto forcejeo conseguí salir, pero para hacerlo tuve que darme una vez más.

Me encontré con mi traumatólogo habitual, al menos éste me deseó que me pusiese bien y que fuese con cuidado. Los otros tres profesionales me han parecido realmente malos. Intentar sacar una pierna con solo un corte es imposible, y lo menos que pueden hacer es no hacer daño al paciente. No sé como mi pierna sobrevivió. Mi padre ha preferido no hablar de este tema, tan indignado como yo. Para mí, un cero. Han sido unos ineptos completos. Y me duele donde me tocaron aun hoy.

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