lunes, 21 de diciembre de 2009

Vestimentas

Por alguna extraña razón, tenemos que vestirnos de ciertas maneras en ciertos lugares. Me explico, no podemos pasar el fin de año en playeras o ir a clase en tacones. No se puede ir en verano con una camiseta de manga larga o ir de negro. Bueno, una chica no puede.

Si un chico va a una fiesta con una camiseta normal, nadie lo mira con mala cara. Desde que sea una chica todos la miran. Una no puede ir tampoco sin pintarse, pero bien que pueden ir ellos sin haberse afeitado. Si una chica lleva unas playeras todos la miran, lo hace un chico y hasta llegan a decir lo bonitas que son. Pero en realidad, eso me da igual.

No me gusta la gente. Me gusta vivir mi día a día como me dé la gana. Me gustaría pasar la cena de Navidad como yo quisiese, vestida como me dé la gana a mí y no tener que "arreglarme" por obligación de mis padres. Tengo dieciseis años, no llego ni a la mayoría de edad, tengo que hacer lo que mis padres me digan, así que me pondré zapatos, dejaré que me arreglen el pelo y que me pinten.

No quiero. No es que sea caprichosa y necesite hacer siempre lo que yo quiera, bueno, quizá sí que lo sea, pero no consigo entender porque tengo que hacer que los demás estén contentos conmigo, cuando yo no lo soy. No pienso en las fiestas de Navidad como una opción "para ponerme guapa" sino como una tortura, en la que tengo que conseguir que todo el mundo pase de mí sin opinar, pero que yo no me dé asco a mí misma.

Desearía vivir en un mundo donde cualquiera pudiese ser quien es, vestirse como le gusta o moverse como le apetezca. Me gustaría que la tolerancia de la que todo el mundo habla se cumpliese. Me gustaría poder ser quién soy. Yo puedo pasar de los demás, no necesito opinar lo feos que son sus zapatos o lo mal que le queda una camiseta. Simplemente, que haga lo que quiera, yo no soy quién para decir lo contrario.

Me gusta la gente que hace lo que le da la gana. Quiero poder ser así.

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